Llevas años preocupada en temas de cuidado e igualdad de género, buscando erradicar violencias de género y apoyando el reconocimiento de derechos y espacios de comprensión y crecimiento de las mujeres. En base a este recorrido y reflexionando en clave iberoamericana, ¿en qué asuntos crees se avanzó y se ganó terreno y qué asuntos quedan por recibir respuesta política urgente?
Muchas y diversas mujeres han logrado avanzar en la vida cotidiana haciendo valer sus derechos y su libertad de elegir, accediendo a espacios de poder y de toma de decisión. Se ha avanzado en dar visibilidad a problemas que permanecían ocultos y naturalizados: se ha llamado violencia a muchas prácticas muy arraigadas y aceptadas como normales. Pero quedan muchas cuestiones que se resisten, como la violencia de género que continúan sufriendo muchas mujeres y niñas cada día (acoso sexual y otras formas de violencia sexual, malos tratos de diverso tipo, feminicidios), los descuidos que sufren aun cuando las mujeres son las cuidadoras de la mayor parte de la población, de su entorno, las mantenedoras y reparadoras de la vida, para que esta siga su curso.
En educación se han dado enormes avances, el analfabetismo se ha reducido muchísimo, aunque siga habiendo mujeres que no saben leer o escribir. Pero son sobre todo mujeres de ciertas extracciones sociales las que pueden terminar estudios universitarios, incluso ir más allá. Se nos resiste la entrada por la puerta grande a la tecnociencia, pero muchas mujeres van entrando poco a poco por la puerta pequeña, como ejemplifica Diana Trujillo, ingeniera areoespacial, primera mujer migrante latina en la Academia de la NASA y en 2020 directora de vuelo de la misión ‘Perseverance’). Son pasos de gigante que apuntan el camino a seguir. De otro lado, se reconocen y valoran poco o nada los conocimientos y saberes que las mujeres han desplegado para cuidar, a los que muchas veces se tacha de “informales”. Será tarea titánica ponerlos en valor. Insisto en la importancia del acceso a la educación, pues, junto con encaminar nuestras luchas y políticas hacia la sociedad del cuidado, es el potente trampolín con el que dar el salto hacia la igualdad, hacia la equidad.
Desde hace un par de décadas me sorprende gratamente la centralidad que los cuidados han ido cobrando en las luchas feministas, en la academia, incluso tímidamente la idea de políticas de cuidados va adentrándose de manera dispar pero firme en las políticas públicas y en los discursos políticos (Sistema Nacional del Cuidado en Uruguay, Ley de Economía del Cuidado en Colombia, Mesa Interministerial De Políticas De Cuidado en Argentina, Ley del Sistema de Cuidados de Ciudad de México, Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia en España). En especial, han sido esperanzadoras las diferentes experiencias de cuidados comunitarios, las ollas colectivas, los apoyos vecinales, cómo se crea con ello mundo común, se crea realidad. Mucho ha de aprenderse de todo esto, lo hemos visto con ocasión de la pandemia, funciona y ¡cómo funciona!.. Son los pilares para una sociedad del cuidado.